A la luz de Krishnamurti

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EL SILENCIO

Publicado el 27 de febrero de 2017

silencioTodos debemos coincidir en que el silencio es la ausencia de ruidos y sonidos, pero es obvio que es algo mucho más complejo y profundo, por lo menos si nos referimos a la mente humana.  Si nos detenemos a observar con cuidado el funcionamiento de nuestro cerebro podemos ver que transitan, muchas veces de manera vertiginosa, ideas, recuerdos e imágenes. Ellas poseen una importancia central en la toma de nuestras decisiones, aunque creamos que estemos resolviendo la cuestión objetivamente.

La pregunta sería: ¿esto es irremediable, podemos ver desde un silencio que implique la ausencia de tales elementos distorsionantes? Quizás el solo planteárselo ya nos cambie…

Categoría Su Legado

LA LUZ EN UNO MISMO

Publicado el 27 de febrero de 2017

Ahora me gustaría investigar algo distinto. ¿Existe algo sagrado en la vida, lo cual forma parte de todo esto? ¿Existe algo sagrado, santo en la vida? Quite, aparte la palabra, la imagen, el símbolo, el  cual es muy peligroso y, cuando lo haya hecho, pregúntese. “¿Hay algo realmente sagrado en mi  vida, o todo es superficial, fabricado por el pensamiento?”. El pensamiento no es sagrado ¿verdad? ¿Cree usted que el pensamiento y las cosas que ha creado son sagrados? Se nos ha condicionado en eso; como hindú, budista o cristiano, estamos condicionados  a rendir culto, a adorar, a rezarle a cosas que el pensamiento ha organizado. Y a eso le damos el nombre de sagrado.

Uno tiene que averiguarlo, porque si no descubre si hay algo realmente sagrado que no este compuesto por el pensamiento, la vida se vuelve cada vez más superficial, más mecánica, y el final de la propia vida carece por completo de sentido. ¿Sabe? Estamos apegados al pensamiento y a todo el proceso del pensar, y rendimos culto a las cosas que el pensamiento ha creado. Una imagen, un símbolo, una escultura, ya esté hecha a mano o por la mente, es el proceso del pensamiento. El pensamiento es, experiencia, conocimiento, lo cual es pasado. Y el pasado se convierte en tradición y ésta en lo más sagrado. Por consiguiente, estamos rindiendo culto a la tradición. ¿Existe algo que no tenga nada que ver con el pensamiento y la tradición, con rituales, con toda esa parafernalia de circo? Uno tiene que averiguarlo.

¿Cómo lo averigua? No un método; cuando empleo la palabra cómo, no estoy sugiriendo un método. ¿Hay algo sagrado en la vida? Existe todo un bloque de la humanidad que dice, “No hay absolutamente nada. Usted es el resultado del entorno y usted puede cambiarlo, así  que no hable nunca de nada sagrado. Usted será un individuo mecánico y feliz”.- Pero, si uno es sumamente serio acerca de este asunto, y tiene que ser real y profundamente serio, no puede pertenecer ni a un bloque materialista ni a uno religioso, pues éste también esta basado en el pensamiento. Entonces usted tiene que descubrir. Usted no afirma nada y empieza a investigar.

Ahora bien, ¿qué significa investigar en uno mismo con el fin de descubrir si existe algo profundamente sagrado, santo, no en la vida de uno sino en la vida, en el vivir? ¿Hay algo maravillosa y supremamente sagrado o no hay nada en absoluto?

Es necesario poseer una mente muy silenciosa, porque sólo en esa libertad se puede descubrir. Debe haber libertad para mirar, pero si dice, “Bueno, me gusto mi creencia, me quedo con eso”, usted no es libre. O si dice, “Todo es materialista”, lo cual es un movimiento del pensamiento, entonces tampoco es libre. De manera que, para observar debe haber libertad de las imposiciones de las civilizaciones y de los deseos, esperanzas, prejuicios, anhelos y temores personales. Usted sólo puede observar cuando la mente esté completamente quieta. ¿Puede la mente estar completamente sin movimiento? Porque si hay movimiento hay distorsión. A uno le resulta muy difícil, porque el pensamiento interviene de inmediato, así que uno dice, “Debo controlar el pensamiento”. Pero el controlador es lo controlado. Cuando usted ve que el pensador es el pensamiento, que el controlador es lo controlado, que el observador es lo observado, entonces no hay movimiento. Uno se da cuenta de que la ira forma parte del observador que dice, “Estoy enojado”, de manera que la ira y el observador son lo mismo. Eso está claro, es simple. Del mismo modo, el pensador que quiere controlar el pensamiento sigue siendo pensamiento. Cuando uno se da cuenta de eso, el movimiento del pensamiento se detiene.

Cuando no hay movimiento de ninguna clase en la mente, entonces está quieta de forma natural, sin esfuerzo, sin coacción y libertad. Está   naturalmente quieta; no es una actitud cultivada, porque eso es mecánico, lo cual no es sino una ilusión de quietud. De modo que hay libertad. La libertad implica todo eso de lo que hemos hablado, y en ella hay silencio. Lo que significa ausencia de movimiento. Entonces usted  puede observar, entonces hay observación, sólo observación, no el observador observando.  Por lo tanto, sólo hay observación desde el silencio total, desde la completa quietud de la mente. Entonces ¿qué tiene lugar?

Si usted ha llegado tan lejos, o sea a liberarse del condicionamiento propio y a la consecuente carencia de movimiento, al silencio y quietud completos, entonces la inteligencia entra en funcionamiento, ¿no es cierto? Ver la naturaleza del apego y todas sus implicaciones, comprender su naturaleza, es inteligencia. Sólo cuando llega a ese punto, o sea a ser libre, a lo que acompaña la operación de la inteligencia, tiene usted una mente tranquila, sana y cuerda. Y en esa quietud descubrirá si hay algo realmente sagrado o si no hay absolutamente nada.

 

La luz en uno mismo, Editorial Kier, pág. 77 a 79.-

Categoría Su Legado

¿Qué estás haciendo con tu vida?

Publicado el 3 de enero de 2017

En el sufrimiento hay mucha autocompasión, preocupación por la propia soledad y vacío. Cuando uno se da cuenta de ese vacío o soledad, surge la autocompasión, a la que llamamos sufrimiento. De manera que mientras ese pesar consciente o inconsciente exista dentro de la mente, no habrá calma ni quietud mentales. La quietud de la mente sobreviene cuando hay belleza y amor. Usted no puede separar la belleza del amor. La belleza no es un ornamento, ni tener buen gusto, no yace en el perfil de los cerros, ni en la arquitectura. Hay belleza cuando se sabe lo que es el amor, y cuando no hay inteligencia, austeridad y orden usted no tiene ninguna posibilidad de saber lo que es el amor. Nadie se lo puede dar, ningún santo, dios o mahatma, ¡nadie! Ninguna autoridad en el mundo puede dárselo. Usted como ser humano tiene que comprender toda esta estructura y la naturaleza de su vida diaria, lo que hace, lo que piensa, cuáles son sus motivos, cómo se comporta, cómo está atrapado en sus propias conclusiones, en su propio condicionamiento. Ahí es donde debe empezar, en el vivir de cada día, y si no puede cambiar eso de manera total y completa, si no puede producir una mutación total en sí mismo, entonces nunca conocerá esa mente silenciosa Y sólo la mente silenciosa puede descubrir, sólo la mente silenciosa sabe lo que es la verdad. Porque esa mente silenciosa no tiene imaginación, no proyecta sus deseos, es una mente silenciosa. Únicamente entonces existe esa dicha de algo que no puede ser descrito con palabras.

 

En la quietud los problemas se resuelven: el vaso tiene utilidad cuando está vacio

INTERLOCUTOR: Usted está recomendando que eliminemos las influencias acumuladas dentro de nosotros ¿por qué recomienda esto? ¿Para qué sirve?

KRISHNAMURTI: No estoy recomendando nada. Pero, si se fija, el vaso sólo es útil cuando está vacío. En la mayoría de nosotros, la mente está ofuscada, atiborrada con cantidad de cosas, de experiencias agradables o desagradables, de conocimiento, pautas o fórmulas de conducta, etc. Nunca está vacía. Y la creación sólo puede suceder en la mente que está completamente vacía… No sé si usted ha observado alguna vez lo que sucede cuando tiene un problema, ya sea matemático o psicológico. Usted piensa mucho en él, se obsesiona como un perro royendo un hueso, pero no es capaz de encontrar la respuesta. Luego lo deja en paz, se aleja de él, sale a dar un paseo, y de pronto, de ese vacío viene la respuesta. Ahora bien, ¿cómo sucede esto? Su mente ha estado muy ocupada dándole vueltas al problema dentro de sus limitaciones, pero no ha encontrado la respuesta, por lo que usted ha dejado el problema de lado. Entonces su mente se ha vuelto un tanto silenciosa, calmada, vacía, y en esa quietud, en ese vacío,

el problema se resuelve. Similarmente, cuando uno muere cada minuto a las influencias acumuladas en el interior, a los compromisos, memorias, agonías y secretos internos, en ese momento hay un vacío en el que únicamente puede tener lugar algo nuevo.

 

La mente silenciosa 

Sólo una mente muy silenciosa, no una mente disciplinada, ha comprendido y, por lo tanto, es libre. Sólo esa mente silenciosa puede saber lo que es la creación. Porque la palabra Dios ha sido corrompida.

Pero para encontrar ese algo que está más allá del tiempo, usted debe poseer una mente muy silenciosa. Y esa mente silenciosa no es una mente muerta, sino que es tremendamente activa; todo lo que se mueve a la más alta velocidad y esta activo siempre es silencioso. Sólo la mente torpe se preocupa por eso, se siente ansiosa y asustada. Una mente semejante no puede estar jamás en silencio. Sólo la mente que está en silencio es una mente religiosa, y sólo la mente religiosa puede descubrir o encontrarse en ese estado de creación. Sólo esa mente puede generar paz en el mundo, y esa paz es su responsabilidad, la responsabilidad de cada uno de nosotros, no del político, del soldado, del abogado, del hombre de negocios, del comunista, del socialista, de nadie. Es responsabilidad de usted, cómo vive, cómo vive su vida diaria. Si quiere que haya paz en el mundo, usted debe vivir pacíficamente, no odiándose unos a otros, no siendo envidiosos, no buscando el poder, no siguiendo la vía de la competitividad. Porque cuando uno se desprende de todo eso, de esa libertad emerge el amor. Sólo una mente que es capaz de amar sabrá lo que es vivir pacíficamente.

 

Krishnamurti, Jiddu: ¿Qué estás haciendo con tu vida? Editorial Océano, S. L. 2003 pag.223 a 226.-

 

Categoría Su Legado

El vuelo del Águila.

Publicado el 28 de noviembre de 2016

Ahora veamos lo siguiente: ¿puede la mente, que incluye el cerebro ‑el cerebro, que está condicionado, que es la consecuencia de miles y miles de años de evolución y que es el depósito de la memoria-, puede esa mente aquietarse? Porque sólo cuando la mente está totalmente silenciosa, quieta, hay percepción y se ve con claridad, con una mente que no está confusa. ¿Cómo puede la mente estar silenciosa, quieta? No sé si ustedes han podido ver por sí mismos que para mirar un árbol, o una nube llena de luz y de gloria, tienen que mirar completamente, en silencio; de lo contrario no la están mirando directamente, sino con alguna imagen placentera o con el recuerdo de ayer. No la miran en realidad, están viendo la imagen más bien que el hecho.

De manera que uno se pregunta: ¿puede la totalidad de la mente, incluyendo el cerebro, estar completamente quieta? Hay personas muy serias que se han formulado esta pregunta sin haber podido resolverla; han probado tretas, han dicho que la mente puede aquietarse mediante la repetición de palabras. ¿Han tratado ustedes de hacerlo alguna vez ‑repitiendo “Ave María” o esas palabras sánscritas que algunas personas han traído de la India, los mantras- repitiendo ciertas palabras para aquietar la mente? No importa de qué palabra se trate ‑Coca Cola, cualquier palabra- repítanla rítmicamente, repítanla a menudo y notarán que la mente se aquieta. Pero es una mente embotada, no una mente sensitiva, alerta, activa, vital, apasionada, intensa. Aun cuando una mente embotada diga: “he tenido una experiencia trascendental tremenda”, está engañándose a sí misma.

De manera que ello no depende de la repetición de palabras, ni de tratar de lograrlo mediante esfuerzo; demasiadas tretas se han usado para aquietar la mente. Pero en su interior uno sabe bien que cuando la mente está quieta todo el problema ha terminado; uno sabe que entonces hay verdadera percepción.

¿Cómo va a estar la mente, incluyendo el cerebro, completamente quieta? Algunos dicen: respire de modo apropiado, aspire aire profundamente, o sea, introduzca más oxígeno en su sangre. Es posible que una mente pequeña y embotada esté relativamente quieta respirando muy hondo, día tras día, pero siempre seguirá siendo lo que es, una mente pequeña y embotada. Igual ocurre con la práctica del Yoga; hay tantas cosas envueltas en esto. Yoga significa destreza en la acción, y no meramente la práctica de ciertos ejercicios necesarios para conservar el cuerpo saludable, fuerte y sensitivo ‑lo cual incluye comer alimentos apropiados, sin hartarse de carne, etc. (no entraremos en eso, pues probablemente todos ustedes comen carne). La destreza en la acción requiere gran sensibilidad del cuerpo, cierta agilidad física, ingerir comidas adecuadas, no lo que dicta el paladar o aquello a que están acostumbrados.

Entonces ¿qué ha de hacer uno? ¿Quién formula esa pregunta? Vemos muy claramente que nuestras vidas están en desorden, interna y externamente y, sin embargo, el orden es necesario en forma tan ordenada como en la matemática. Pero habrá orden únicamente mediante la observación del desorden, y no tratando de actuar conforme a la imagen de lo que otros y ustedes puedan considerar orden. El orden surge cuando uno ve y se da cuenta del desorden. Uno ve también que la mente debe estar extraordinariamente quieta, sensible, alerta, no aprisionada en un hábito físico o psicológico. ¿Y cómo se logra esto? ¿Quién formula la pregunta? ¿La mente que parlotea sin cesar, que posee conocimientos? ¿Ha aprendido ella una cosa nueva, o sea, que puede ver claramente sólo cuando está quieta, y que por lo tanto tiene que estar quieta? Entonces dice: “¿cómo voy a estar quieta?” Sin duda que esa pregunta es de por sí errónea; tan pronto pregunta “cómo”, está buscando un sistema y, en consecuencia destruye la misma cosa que se está investigando, que es: ¿cómo puede la mente estar completamente quieta? -no mecánicamente quieta, no forzada ni obligada a estarse quieta. Una mente que no es obligada a estar quieta, es extraordinariamente activa, sensitiva, alerta. Pero cuando uno pregunta “cómo”, ahí ha surgido entonces la división entre el observador y la cosa observada.

Cuando ustedes comprenden que no existe método ni sistema, ni mantra, ni maestro, ni nada en el mundo que pueda ayudarlos a aquietar la mente, y comprenden la verdad de que sólo una mente quieta puede ver, entonces la mente se torna extraordinariamente silenciosa. Es como ver el peligro y evitarlo; de la misma manera, cuando uno ve que la mente tiene que estar completamente silenciosa, la mente se silencia.

Pero la calidad del silencio es lo importante. Una mente muy pequeña puede estar muy tranquila porque tiene su propio pequeño espacio donde se mantiene quieta; ese pequeño espacio, con su pequeña quietud, es la cosa mas muerta imaginable ‑ustedes saben lo que es. Pero una mente con espacio ilimitado que posea esa quietud, ese silencio, no tiene el centro del “yo”, del “observador” y, por lo tanto, es del todo diferente. En ese silencio no existe el “observador” en absoluto; esa calidad de silencio tiene un vasto espacio sin fronteras y está intensamente activa. La actividad de ese silencio es completamente distinta de la actividad egocéntrica. Si la mente de un hombre ha ido tan lejos (y en realidad no está tan lejos, está siempre ahí si uno sabe mirar), quizás entonces allí esté, sin ser invitado, lo que el hombre ha buscado por siglos: Dios, la verdad, lo inconmensurable, lo innominado, lo intemporal. Ese es un hombre bienaventurado, para él son la verdad y el éxtasis.

¿Creen ustedes que deberíamos hablar de esto y hacer preguntas? Podría ser que ustedes me dijeran: ¿qué valor tiene todo esto en nuestras vidas diarias? ‑tengo que vivir, ir a la oficina, también están la familia, el jefe y la competencia, ¿qué tiene que ver con ello lo que usted dice? ¿Es que ustedes no preguntan esto? Si lo preguntan es porque no han prestado atención a todo lo que se ha dicho durante esta mañana. La meditación no es algo diferente de la vida cotidiana. No se retiren al rincón de una habitación a meditar durante diez minutos para salir después de allí y seguir siendo un carnicero ‑tanto metafóricamente como de hecho. La meditación es una de las cosas más serias, mediten todos los días, en la oficina, estando con la familia y también cuando le dicen a alguien, “te amo”; cuando están pensando en los hijos, cuando los educan para que sean soldados, para que maten, para que rindan culto a la bandera; cuando los educan para que entren en esta trampa del mundo moderno. El observar todo eso y darse cuenta de que uno forma parte de ello, es meditación. Y cuando ustedes mediten de esa manera, descubrirán en ello una belleza extraordinaria; actuarán correctamente en todo momento, y si en un determinado momento no lo hicieran, ello no importa; se recobrarán y no perderán tiempo en lamentaciones. La meditación es parte de la vida, y no algo diferente.

 

Krishnamurti, Jiddu: El Vuelo del Águila, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1° Edición, 1974, pagina 45 a 49.-

 

Categoría Su Legado

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