Particularmente Occidente ha desarrollado a lo largo de la Historia una extensa tradición vinculada a la central importancia que tienen la política, las instituciones y, en definitiva, las organizaciones de todo tipo, como instrumento para el cambio de las condiciones de vida de los hombres. Nos hemos formado, educado, vivido (y matado). a la sombra de estas pautas rectoras que engendraron, en todos los tiempos: la guerra, la colonización, el imperialismo y el sometimiento de unos pueblos por otros. Seguimos dividiéndonos por nuestras ideologías y religiones y exigimos a nuestros dirigentes (vanamente), que pacifiquen un «mundo» que nosotros mismos construimos con nuestra violencia interna.
¿Seguirá el hombre girando alrededor de la misma noria, o despertará a un modo disitnto de observar su relación con su semejantes? Estos textos nos hablan de esta cuestión: