También debemos considerar, como dos amigos sentados uno junto al otro a la orilla de un río, con las claras aguas que fluyen ‑no aguas turbias, no aguas contaminadas- viendo el movimiento de las ondas que se persiguen unas a otras hacia la parte baja del río, debemos considerar por qué la religión ha jugado un papel tan grande en la vida de los pueblos, desde los tiempos más antiguos hasta nuestros días. ¿Qué es una mente religiosa, cómo es? ¿Qué significa realmente la palabra ‘religión’? Porque históricamente han desaparecido civilizaciones, y nuevas creencias han ocupado su lugar, las que han traído consigo nuevas civilizaciones y nuevas culturas ‑no el mundo tecnológico de las computadoras, de los submarinos, de los materiales de guerra, de los hombres de negocios, de los economistas, sino que personas religiosas de todo el mundo han originado un tremendo cambio. Debemos, pues, investigar juntos qué entendemos por ‘religión’. ¿Qué significado tiene esa palabra? ¿Se trata de una superstición, ilógica y carente de sentido? ¿O es algo mucho más inmenso, algo de infinita belleza? Para averiguar eso, ¿no es necesario ‑estamos considerando esto juntos, como dos amigos- no es necesario estar libres de todas las cosas que el pensamiento ha inventado con respecto a la religión?
El hombre siempre ha anhelado algo más allá de la existencia física. Siempre ha buscado, se ha formulado interrogantes, se ha torturado a sí mismo para descubrir si existe algo que no sea del tiempo, que no sea del pensamiento, que no sea una fe o una creencia. Para descubrir eso uno debe ser absolutamente libre, porque si está fijo en una particular forma de creencia, esa misma creencia impedirá investigar lo eterno ‑investigar eso que llamamos la eternidad, que está más allá de todo tiempo, de toda medida. Debe uno, pues, estar libre ‑si uno es serio al investigar la naturaleza de la religión‑ debe estar libre de todas las cosas que el pensamiento ha inventado acerca de eso que se considera religioso. O sea, de todas las cosas que ha inventado, por ejemplo, el hinduismo con sus supersticiones, sus creencias, sus imágenes y su antigua literatura, como la de los Upanishads ‑uno debe estar completamente libre de todo eso. Si está apegado a ello, entonces es imposible ‑naturalmente- descubrir aquello que es original.
¿Comprenden el problema? Si mi mente, si mi cerebro está condicionado por las supersticiones, las creencias, los dogmas y la idolatría hindú con toda su antigua tradición, entonces está sujeto a eso y no puede moverse, no es libre. Del mismo modo debe uno estar completamente libre de todas las invenciones del pensamiento, de los rituales, los dogmas, los símbolos, los salvadores, etcétera, del cristianismo. Eso puede resultarles bastante más difícil, ya que está “más cerca de casa”. Pero todas las religiones, sea la musulmana, la cristiana, la hindú o la budista, son el movimiento del pensar que continúa a través del tiempo mediante la literatura, los símbolos, las cosas fabricadas por la mano o por la mente ‑y todo eso se considera religioso en el mundo moderno. Para quien les habla, eso no es religioso, sino una forma de ilusión, de consuelo, que puede ser satisfactoria, romántica o sentimental, pero que no es real. La religión debe afectar el modo en que vivimos, la significación de la existencia, porque sólo entonces hay orden en nuestra vida. El orden es algo que está completamente disociado del desorden. Nosotros vivimos en desorden ‑o sea, en conflicto, en contradicción, diciendo una cosa y haciendo otra, pensando de una manera y actuando de otra; eso es contradicción. Donde hay contradicción, que es división, tiene que haber desorden. Y una mente religiosa está por completo libre del desorden. Esa es la base fundamental de una vida religiosa ‑no todo el disparate que está ocurriendo con los gurús y sus idioteces.
Es una cosa de lo más notable la cantidad de gurús que han venido a ver a quien les habla, algunos de ellos porque piensan que uno los ataca. Ellos desean persuadirme de que no los ataque. Dicen: “Lo que usted sostiene y lo que vive es la verdad absoluta, pero eso no es para nosotros porque debemos ayudar a aquellas personas que no están tan avanzadas como usted”. Vean la estratagema que emplean ‑¿entienden? De ahí que uno se pregunte por qué tantas personas de Occidente van a la India, siguen a estos gurús, obtienen la ‘iniciación’ ‑cualquier cosa que eso pueda significar‑ se ponen encima diferentes túnicas y piensan que son muy religiosas. Pero despójenlas de sus túnicas, deténganlas y examínenlas, y son exactamente iguales a cualquiera de nosotros.
De modo que la idea de ir a alguna parte para encontrar la iluminación, la idea de cambiar el propio nombre por un nombre sánscrito, parece extrañamente absurda, romántica y carente de toda realidad ‑pero hay miles que hacen eso. Probablemente es una forma de entretenimiento sin mayor significado. Uno no está atacando a nadie. Por favor, comprendan eso: no estamos atacando cosa alguna, sencillamente estamos observando ‑observando la absurda condición de la mente humana, la facilidad con que quedamos atrapados. ¡Somos tan crédulos!
Una mente religiosa es una mente muy factual; trata con hechos, con lo que efectivamente está sucediendo en el mundo exterior y en el mundo interno. El mundo exterior es la expresión del mundo interior; no hay división entre lo de afuera y lo de adentro. Una vida religiosa es una vida en orden y diligencia, una vida que aborda lo que realmente existe dentro de uno mismo, sin ninguna ilusión, de modo tal que uno lleva una existencia ordenada, virtuosa. Cuando eso se ha establecido inconmovible en nosotros, podemos entonces comenzar a investigar qué es la meditación.
Krishnamurti: La madeja del pensamiento, Edhasa, Barcelona, 1991, pág 122 a 125
Estuve leyendo una vez más lo que dice K sobre la religión. Yo que me considero una persona digamos para ponerle un nombre «atea», me mobiliza mucho ese concepto que él tiene. Me pregunto si se despojara a toda la humanidad de sus creencias, con todos sus ritos, creencias etc. les quedaria entonces un inmenso «vacio», un espacio tan inconmensurable que tendrian que llenarlo con alguna otra cosa. También me cuestiono cual es la verdadera naturaleza humana, desde los comienzos de la creación el hombre tuvo la necesidad de adorar una piedra, un totem, el sol, el trueno, la lluvia, etc. y asi nacieron infinitos dioses a los cuales temieron, respetaron, rindieron culto y hasta les ofrecieron sacrificios humanos.
¿Está el hombre en condiciones realmente de asimilar ese concepto de religión, el cual nos invita Krisnaji a investigar a explorar, o solo tomamos lo que nos hace sentirnos bien en una comunidad donde el sentido de pertenencia se impone para que no nos invada la soledad?…
Respondiendo a Leonora, me parece que la idea transmitida por JK es que el hombre puede evolucionar a ese estado libre de ritos y creencias. Entiendo que no se trata de vaciar a la humanidad de todo aquello en lo cual viene soportándose desde hace milenios, sino de experimentar si ya hay algunos que puedan recorrer un camino nuevo por el cual la humanidad iría abandonando lo viejo en razón del entendimiento progresivo.