Históricamente hemos hecho un culto de la «inteligencia».
La misma es un atributo que nos permite desempeñarnos socialmente del modo más satisfactorio y, en general, la forma más sencilla que hemos tenido de evaluarla es por los resultados concretos que le otorga al portador de esa inteligencia, léase: posición económica, prestigio social, reconocimiento público, etc, etc. ¿A ésto se refiere K? Parecería que no…