Todos sabemos que a lo largo de la Historia han surgido numerosos seres humanos que nos hablaban con llamativa convicción de la existencia de algo que influía en nuestras vidas, conductas y decisiones, más allá de lo meramente físico. Se los llamaba: místicos, esotéricos, iniciados, iluminados, etc, etc.
Hoy la Ciencia nos reafirma que, más allá del rol que nuestro cerebro cumple, existe una zona intangible que eventualmente «alimenta» de inteligencia a nuestro ser.
Esa energía que entorna la vida es la única que parecería puede dar sentido a nuestro pequeño mundo humano y no nuestros vanidosos Egos.