Seguramente la mayoría de nosotros sabemos en que se basa, y eso tiene sustento científico, pero cuando lo pretendemos relacionar, por lógica y razonabilidad a las conductas humanas, tendemos a desdeñar la posibilidad que una pequeña conducta, un cambio en una persona, pueda entrañar un efecto en cadena multiplicador. Parecería que el peso de una pauta cultural de siglos, sustentada en que los únicos cambios sociales posibles son los que se instrumentan desde el poder político, nos lleva a minimizar la importancia de nuestras propios revoluciones personales. Lo que si ya deberíamos tener claro es que todos los intentos históricos de modificar radicalmente el orden social con un cambio de sistema, han fracasado, cualquiera haya sido el signo político de los intentos, con el agravante de que ese «error» ha llevado a millones de personas a la muerte a lo largo de los tiempos. Miles de personas en todo el Mundo intentan el camino sin senda de nuestra «propia» Revolución, nosotros solo lo estimulamos.
El empleo simbòlico de la mariposa para representar este efecto sugiere, me parece, que el efecto se producirìa si el movimiento de cambio se desarrollara de la misma manera en que obran las dos alas opuestas de la mariposa, es decir con simultaneidad. Esto nos indica que para producir el efecto, deberìamos considerar simultaneamente (lo que indica inclusiòn) los dos aspectos opuestos de una dada situaciòn.
Sabemos por experiencia que una mariposa con una sola ala, no logra sostener su vuelo.
Muy interesante ese enfoque Rafael, es para reflexionar…