¿Por qué elegimos estos párrafos?: porque estimamos que es siempre importante destacar que hay «algo» que nos condiciona y nos lleva a las conductas «estúpidas» y que tales conductas no solo no se vinculan a nuestro grado de «conocimientos» sino, que por el contrario, en muchos casos ese cúmulo de conocimientos «ayuda» a nuestra creciente estupidez. ( No nos cansaremos de recordar que la «palabra no es la cosa», por eso les sugerimos, en este caso particular, prestar menos atención al significado de las palabras aisladamente y mucho más a su sentido contextualizado).
…Podemos reunir toda clase de datos de carácter semántico sobre la estupidez, y a pesar de ello hallarnos muy lejos de aclarar o definir su significado. Si consultamos a los psiquiatras y a los psicoanalistas, comprobamos que se muestran muy reticentes.En el texto psiquiátrico común hallaremos amplias referencias a los complejos, desequilibrios, emociones y temores; a la histeria, la psiconeurosis, la paranoia y la obsesión; y los desórdenes psicosomáticos, las perversiones sexuales, los traumas y las fobias son objeto de cuidadosa atención. Pero la palabra «estupidez» rara vez es utilizada: y aún se evitan sus sinónimos. ¿Cuál es la razón de este hecho? Quizás, que la estupidez también implica simplicidad…y bien puede afirmarse que el psicoanálisis se siente desconcertado y derrotado por lo simple, al paso que prospera en el reino de lo complejo y de lo complicado.
He hallado una excepción(puede haber otras): el doctor Alexander Feldman, uno de los más eminentes discípulos de Freud. Este autor ha contemplado sin temor el rostro de la estupidez, aunque no le ha consagrado mucho tiempo ni espacio en sus obras. «Contrastase siempre la estupidez», dice, «con la sabiduría. El sabio (para usar una definición simplificada) es el que conoce las causas de las cosas. El estúpido las ignora, Algunos psicólogos creen todavía que la estupidez puede ser congénita, Este error bastante torpe proviene de confundir al instrumento con la persona que lo utiliza. Se atribuye la estupidez a un defecto del cerebro; es, afírmase, cierto misterioso proceso físico que coarta la sensatez del poseedor de ese cerebro, que le impide reconocer las causas, las conexiones lógicas que existen detrás de los hechos y de los objetos, y entre ellos». Bastará un ligero examen para comprender que no es así. No es la boca del hombre la que come: es el hombre que come con la boca. No camina la pierna; el hombre usa la pierna para moverse. El cerebro no piensa; se piensa con el cerebro. Si el individuo padece una falla congénita del cerebro, si el instrumento del pensamiento es defectuoso, es natural que el propio individuo no merezca el calificativo de discreto…pero en ese caso no lo llamaremos estúpido. Sería mucho más exacto afirmar que estamos ante un idiota o un loco.
¿Qué es, entonces, un estúpido? «El ser humano», dice el doctor Feldman, «a quien la naturaleza ha suministrado órganos sanos, y cuyo instrumento raciocinante, carece de defectos,a pesar de lo cual no sabe usarlo correctamente, El defecto, reside, por lo tanto, no en el instrumento, sino en su usuario, el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el instrumento»
Debemos subrayar, aunque parezca una perogrullada, que conocimiento y sabiduría no son conceptos idénticos, ni necesariamente coexistentes. Hay hombres estúpidos que poseen amplios conocimientos; el que conoce las fechas de todas las batallas, o los datos estadísticos de las importaciones y de las exportaciones, puede, a pesar de todo, ser un bobo. Hay hombres discretos cuyos conocimientos son muy limitados. En realidad, la extraordinaria abundancia de conocimientos a menudo disimula la estupidez mientras que la sabiduría de un individuo puede ser evidente a pesar de su ignorancia…sobre todo si la posición que ocupa en la vida no nos permite exigirle conocimientos ni educación.
…Las pulgas que nos pican prosperan en la oscuridad; pero nuestra estupidez supone que si no podemos verlas, ellas tampoco nos verán…del mismo modo que el hombre estúpido vive siempre en la inconsciencia de su propia estupidez. El hombre realmente discreto lo es sin pensar. Su mente no es la fuente de su propia sabiduría, sino más bien el recipiente y el órgano de su expresión. El ego que piensa correctamente no tiene otra tarea que la de tomar nota de los deseos instintivos. A lo sumo, decide si es conveniente o no seguir estos impulsos en las circunstancias dadas. Esta decisión «crítica» no es una cualidad especial del ego pensante, sino que está sustentada por los instintos. Cuando cobra caracteres conscientes o superconscientes, fracasa. çomo previene Hazlitt: «La afectación del raciocinio ha provocado más locuras y determinado más perjuicios que ningún otro factor». En los niños y en los pueblos primitivos se observa que el pensamiento está consagrado casi exclusivamente a la autoexpresión y no a la creación.Pues toda actividad creadora es siempre resultado del instinto, aunque nos esforcemos por infundirle carácter consciente.
…En esencia todas las realizaciones culturales de la humanidad son expresiones de la voluntad humana; es decir, realizaciones de deseos humanos.
Y esta es la razón, afirman algunos psicólogos, de que pueda existir gente estúpida; es decir, de que sea posible la contradicción de Homo sapiens y estupidez. Si es demasiado grande la resistencia con que esa gente tropieza para realizar sus deseos o para expresar su voluntad tal resistencia se extiende a todo, incluso al elemento básico de expresión: el pensamiento.
…Durante el desarrollo del ser humano, el constante esfuerzo por obtener poder, la vergüenza subconnsciente ante su propio egocentrismo y la estupidez aguda y temporaria que esta vergüenza hace brotar, surgen con caracteres cada vez más destacados. Dondequiera que actúe, el hombre aspira a destacarse del resto( ya se trate de jugar a los naipes o de amasar una fortuna). Al mismo tiempo, teme que su intención sea evidente…o demasiado evidente. Procura ocultarla, pero le inquieta la posibilidad de que sus esfuerzos por disimularla fracasen, o de que se frustre su propia ambición. Por eso en muchos casos se abstiene de actuar( estupidez pasiva) o actúa erróneamente(estupidez activa). Si este sentimiento de vergüenza se torna crónico, también la estupidez se convierte en condición crónica. Con el tiempo, el hombre olvida que su estupidez no es más que un desarrollo secundario, siente como si su condición fuera la de un «estúpido nato». A medida que la estupidez lo envuelve, y que se resigna a ella, le es cada vez más difícil adquirir conocimientos, y la ignorancia se suma a la estupidez, de modo que unos anteojos se superponen a otros.
Por consiguiente, la estupidez es esencialmente miedo, nos dice el doctor Feldmann. Es el temor a la crítica, el temor a otras personas o al propio yo…
Historia de la estupidez humana, Ediciones Siglo Veinte, pags: 14/19