ARNOLD TOYNBEE-DAISAKU IKEDA

Del  modo que lo plantea Krishnamurti, la comparación nunca es útil en el terreno de la investigación. Pero si seguramente es valioso intentar encontrar respuestas ( desde nuestro intento del conocimiento propio), a los interrogantes, dudas y eventuales contradicciones que éstos lúcidos exponentes de dos distintas culturas nos exponen, veamos:

EL AMOR Y LA CONCIENCIA

Ikeda: Dijo usted que la evolución de los seres vivos es el proceso por el cual se manifiestan el amor y la conciencia. Pero yo no estoy enteramente de acuerdo con esa idea, porque el amor y la conciencia se relacionan siempre con ideas de valor y la evolución de los seres vivos no se relaciona con los valores. En los estudios de la evolución, los principales elementos son las comparaciones de caracteres físicos, y todo el asunto se relaciona con la estructura del cerebro y de la médula espinal, que son las bases principales de las funciones espirituales. Los fisiólogos del cerebro afirman que los lóbulos frontales del cerebro son el asiento de las facultades intelectuales del hombre. Además afirman que el desarrollo de estos lóbulos es notablemente mayor en el hombre que el cualquier otro animal. Pero debemos recordar que, si bien a veces los lóbulos frontales del cerebro se aplican a esfuerzos creadores, otras veces son la fuente de acciones tales como el asesinato. En otras palabras, mientras la evolución en el hombre, en todo caso como se la percibe en los lóbulos frontales de cerebro, puede haber producido el amor y la conciencia, si se la considera desde cierto punto de vista, estimada desde otro punto de vista esa evolución determinó el desarrollo de la malicia y la astucia. La manera que usted tiene de considerar la evolución como el proceso en virtud del cual se manifiestan el amor y la conciencia debe de obedecer a una esperanza subjetiva y, por lo tanto, no se trata de una visión objetiva de la evolución biológica.

Toynbee: Los fisiólogos del cerebro parecen haber mostrado que ciertas partes del cerebro humano están asociadas con ciertas emociones y ciertos impulsos. Pero la enigmática palabra asociadas indica nuestra incapacidad para comprender la naturaleza de la relación que puede haber entre dos tipos diferentes de realidad. La materia orgánica cerebral es física, no psíquica; y la actividad psíquica no es actividad física, aunque pueda estar asociada con hechos físicos, eléctricos, y aunque pueda ser imposible, si no está acompañada por esos hechos físicos.

Quizás el misterio de la asociación de actividad psíquica y hechos físicos en un medio material orgánico se deba a las limitaciones del pensamiento humano. Si bien la conciencia humana, la vida y la materia de que está hecho el hombre pueden constituir un todo indivisible, esa totalidad indivisible resulta incomprensible para nosotros. Logramos comprenderla parcialmente al analizarla, pero esta comprensión a través del análisis mental no es completa, pues mentalmente no comprendemos la relación que hay entre los elementos en los cuales hemos disecado mentalmente la naturaleza humana. Admito que la evolución biológica produce tanto el bien como el mal y que acaso produzca más mal que bien.

Ikeda: Estoy de acuerdo con usted en que la vida humana es una realidad total e integrada y en que, aun cuando mentalmente podemos analizarla en dos sistemas diferentes (uno físico y el otro psíquico), no podemos comprender la unidad inseparable de los dos.

A fin de profundizar algo más las cuestiones de la evolución biológica y del amor y la conciencia, examinemos algunos hechos fundamentales. Usted afirma que sin la vida, el amor no podría manifestarse, convengo es que sin la vida humana no habría ni amor ni conciencia. Por eso tal vez lo importante sea establecer de qué manera la vida humana, que manifiesta estos dos caracteres, llegó a cobrar existencia. Entiendo que usted no cree en un dios antropomórfico, pero, ¿supone usted que la evolución misma es una especie de deidad volitiva y con planes que es a la vez la realidad última del amor y la conciencia?

Toynbee: No concibo el espíritu del amor y la bondad como un dios o una persona de semejanza humana que tenga planes y que trate de ponerlos por obra. El amor y la bondad que yo conozco por experiencia directa se manifiestan en los sentimientos y actos de personas y también de algunas especies de mamíferos no humanos y de algunas clases de aves. La bondad es el objetivo de algunos seres humanos. También es, según creo, el mandato que todo ser humano recibe de su conciencia, aun cuando un hombre desobedezca deliberadamente los dictados de su conciencia. Los actos humanos buenos o malos, son teleológicos. Pero no creo que la evolución biológica sea teleológica en el sentido que este orientada (ya de manera inmanente, ya por alguna potencia exterior trascendente) hacia un objetivo ético o de cualquier otra clase, salvo posiblemente el objetivo de la perpetuación de la vida.

Ikeda: Considero que es un error asignar un sentido teleológico a la evolución de los seres vivos. A su juicio, ¿hay alguna parte del cerebro que rija al amor y a la conciencia o que determine que se manifiesten? Si la manifestación del amor y la conciencia es realmente un efecto esencial de la evolución de los seres vivos, los caracteres físicos del hombre tienen que contener una función innata responsable de tal manifestación, por lo que se, ninguna teoría demostró hasta ahora que el amor y la conciencia estén gobernados por una función cerebral. Por otra parte, ciertos fenómenos como los deseos, el pensamiento lógico y la memoria están directamente relacionados con el cerebro. Me parece que el amor y la conciencia se materializan en virtud de interrelaciones entre deseos, pensamiento y memoria y que cuando se da alguna perturbación en esas interrelaciones, el amor y la conciencia se convierten en odio o en necesidad de matar. Esto me lleva pensar que el amor y la conciencia no son productos de la evolución, sino que son cualidades adquiridas por influencias sociales o históricas.

Toynbee: No estoy de acuerdo, El amor y la conciencia a menudo llevaron a los hombres a rechazar códigos de conducta social y a rebelarse contra ellos. Pero esas rebeliones no pueden haber sido inspiradas por los códigos sociales mismos. Sin embargo, como el hombre es un animal social que no habría podido llegar a ser humano ni habría continuado siendo humano sino en un marco social, algunos pensadores han sostenido que el amor y la conciencia no tienen una validez ética absoluta, sino que son mecanismos para hacer que la vida social sea practicable. Me parece que ésta es otra manera de decir que el amor y la conciencia son productos de la evolución, surgidos en el estadio en el cual la evolución engendró al animal social humano.

Ikeda: Si bien pudiera muy bien ser que el amor y la conciencia sean resultados de la evolución, es imposible que la evolución sea un proceso que se desarrolle teleológicamente con miras a producir el amor y la conciencia. La historia demuestra que se han cometido muchas atrocidades en el nombre del amor y la conciencia. En Europa, por ejemplo, se perpetraron muchos actos nefastos durante las cruzadas y las guerras de religión. Presumo que en aquellos días los europeos cometieron tales atrocidades porque su conciencia les decía que las estaban haciendo por amor de Dios. Ello indica que el amor y la conciencia no son buenos en sí mismos; pueden ser buenos o malos según el objeto a que se dirija el amor y según los principios sobre los que se basa la conciencia.

Toynbee: Desde luego, convengo en que el amor y la conciencia a menudo estuvieron mal encaminados. Creo que todos los seres humanos perciben la diferencia que hay entre lo justo y lo injusto y que sienten la obligación moral de hacer lo que creen justo y de abstenerse de hacer lo que creen injusto. Pero al propio tiempo diferentes sociedades (y diferentes individuos de la misma sociedad), sustentan diferentes opiniones sobre lo que es justo e injusto en la práctica. Los códigos de una sociedad y de un individuo pueden parecer erróneos a los ojos de otra sociedad otro individuo. En la medida que el amor y la conciencia de otros nos parezcan mal encaminados, producirán a nuestros ojos malos efectos, a pesar de que esas otras personas manifiestamente se proponían producir buenos resultados. De manera que las aplicaciones prácticas de los conceptos de bueno o malo son diversas y los juicios que formulemos sobre las aplicaciones de esos conceptos por otros son subjetivos. Sin embargo, todos establecemos la distinción entre lo bueno y lo malo y todos sentimos la obligación de obrar bien de acuerdo con nuestra opinión de lo bueno.

Ikeda: Solo cuando el amor está enderezado a toda la humanidad y a todas las otras formas de vida y sólo cuando la conciencia se base sobre un respeto sin reservas por la dignidad de la vida, amor y conciencia se manifiestan en sus buenos aspectos. Y aun así, el amor y la conciencia, tales como nosotros los entendemos, podrían resultar malos a juicio de criaturas del espacio exterior, en el caso de que éstas existieran. Síguese, pues, de ello que no cabe hablar de un bien absoluto.

Toynbee: Convengo en que el amor y la conciencia no producirán resultados enteramente buenos si no están enderezados a toda la humanidad, a todas las formas de vida de esta tierra y a todo el universo mismo. Sin embargo, según algunos códigos de conducta, es malo no trabajar en pro de la propia nación a expensas del resto de la humanidad y es malo no trabajar en pro de la propia familia a expensas del resto de la nación. Pero aun cuando crea uno que debe trabajar en beneficio de toda la humanidad y del universo todo, este empeño es difícil, porque un ser humano, lo mismo que todo ser vivo no humano, es por naturaleza egocéntrico. Consagrarse al universo en lugar de explotarlo es un tour de force para todo ser vivo. En este sentido el amor y la conciencia son antinaturales y, en cambio, es natural seguir el impulso de nuestros propios intereses. Ello no obstante, sentimos que el egoísmo es inconveniente y malo y que el sacrificio de uno mismo es conveniente y bueno; y no podemos anular la validez de ese juicio ético, aun cuando obremos deliberadamente contra él.

El amor y la conciencia, como lo bueno y lo justo, son términos relativos, lo bueno carecería de sentido si no tuviera una antítesis es decir, lo malo. Lo justo implica lo injusto, análogamente el amor implica el odio, la conciencia, el pecado, el nirvana implica el deseo y también implica los sufrimientos causados por el deseo que deben extinguirse en el nirvana. En cada uno de estos pares de conceptos opuestos, los dos polos son recíprocamente complementarios y, por lo tanto, son lógicamente inseparables. En el plano de la lógica son un par inseparable, pero no en el plano de la ética. Éticamente tomamos partido por uno de los dos polos antitéticos y rechazamos el otro. Cuando deliberadamente nos comportamos mal e injustamente, sentimos así y todo que deberíamos comportarnos bien y con justicia. En el planto ético no podemos no distinguir el bien y el mal, ni podemos convertirlos en términos equivalentes o intercambiables. El poeta inglés Milton hace decir a Satanás; “Mal, sé tú mi bien”. Desde luego que es posible decir estas palabras, pero no es posible modificar nuestros sentimientos acerca del bien y del mal.

El hecho de que los dos polos de cada una de estas parejas de conceptos opuestos sean lógicamente complementarios y al propio tiempo éticamente inconciliables, me sugiera que en el universo hay un espíritu que está a favor del amor, la conciencia, lo bueno, lo justo, el nirvana, pero que ese espíritu no es omnipotente. Siempre se encuentra enfrentado con su antítesis. No podemos dar por sentado que el bien haya de prevalecer por el hecho de que no podamos sino tomar partido por él y seamos incapaces de tomar partido por el mal en nuestros juicios éticos. No podemos sino sentir que deberíamos hacer el bien, cualquiera sea su precio, y sabemos que el precio de hacer el bien puede ser elevado y que aunque nos sacrifiquemos en aras del bien, nuestro sacrificio, por lo que se nos alcanza, puede no bastar en modo alguno para asegurar que prevalezca el bien.

Ikeda: La conciencia y la codicia, el amor y el odio existen en cada uno de nosotros en complicadas relaciones de oposición. Y, en efecto, no tenemos garantía alguna de que la conciencia y el amor salgan triunfantes. Creo que es extremadamente difícil para los seres humanos rechazar su propio yo egoísta y sacrificarse por causa del amor y la conciencia.

Toynbee: He llegado a la conclusión de que la vida es paradójica, embarazosa, ardua y penosa. Si ésta es la situación en que se encuentran los seres humanos, ¿Cómo afrontarla? El budismo meridional aconseja extinguir la vida y los deseos a fin de ingresar en el nirvana. El budismo septentrional dice que Buda y los bodisatvas postergaron voluntariamente su ingreso en el nirvana cuando este ya les era accesible y que hicieron tal sacrificio para ayudar a los otros seres a dar esa paso al que renunciaron Buda y bodisatvas transitoriamente…tal vez durante incontables vidas en el caso de los bodisatvas.

Los ideales del budismo septentrional me parecen más aceptables que los del budismo meridional. Tal vez esto se deba a que los ideales budistas septentrionales son más parecidos a los del cristianismo, y ocurre que yo me eduqué como cristiano.

Ikeda: La religión y la filosofía se originaron en el intento de ayudar al hombre a encontrar maneras de comprender los supremos problemas de la vida. Ese punto de partida debería ser también el punto de llegada, aunque es difícil mostrar al hombre caminos concretos.

Lo mismo que usted, yo pienso, que las doctrinas del budismo septentrional son más promisorias en su intento de explicar la vida. El budismo septentrional enseña que el individuo experimenta la suprema alegría al practicar actos altruistas y que ese es el camino para descubrir su verdadero ser.

Escoge La Vida, Emecé Editores, 1980, pags: 343/348

2 Respuestas

  1. kepake
    kepake 8 de marzo de 2016 at 4:37 PM |

    Krishnamurti, es vida en totalidad
    Esa unidad que traspasa toda la idea con imagen
    Ese espacio vacío, en silenciando pensador pensamiento
    Es tan veloz que la mente no actúa en la palabra
    Su presencia es un hecho,
    Surge lo nuevo en silencio, esa meditación espacial
    Vida…

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  2. kepake
    kepake 6 de junio de 2016 at 6:06 PM |

    Seguir paseándose…
    Se, desvanece
    Quedá espacio
    Nada , se
    Vaciamos
    Nada que da…
    Sin, regresión
    Esta, existencia
    Permanencia…
    Gratitud.

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