(…) El pensamiento ha dividido el mundo en nacionalidades, y las nacionalidades son una de las causas de la guerra. La nacionalidad, inventada por el pensamiento en su búsqueda de seguridad, ha dividido el mundo en británico, francés, musulmán, pakistaní, ruso y así sucesivamente. El pensamiento ha creado la guerra mediante esta división, y crea los preparativos de guerra para matar a otros seres humanos. El pensamiento ha sido el responsable de esto. En su búsqueda de estar a salvo, de encontrar en una u otra parte un sentimiento de seguridad, comienza con la familia, con la comunidad, después con un grupo más grande y un poco más vasto aún, esperando con eso hallar alguna clase de amparo, protección, seguridad. Empieza con un grupo pequeño y termina en las nacionalidades, en grupos –como los hindúes y los musulmanes, los chinos y los rusos, los americanos y los ingleses y los franceses, etc., etc.
El pensamiento ha sido el responsable de la división en religiones –la cristiana, la budista, la hindú, la musulmana, etcétera. El pensamiento ha creado las maravillosas catedrales, las grandes mezquitas y los hermosos templos. El pensamiento ha puesto en estos templos, mezquitas e iglesias, las cosas que el mismo ha inventado: los rituales, los dogmas, todas las ceremonias, etc. El pensamiento también ha sido responsable por el extraordinario desarrollo de la tecnología. Muy pocos de nosotros conocemos realmente lo que está sucediendo en el mundo tecnológico; las cosas terribles que ahí se están haciendo biológicamente, la invención de los grandes instrumentos de destrucción del hombre –este es el vasto e ilimitado movimiento de la tecnología. Y también es el pensamiento el que ha organizado los asesinatos masivos en nombre de la paz, en nombre del país, en nombre de Dios. Por lo tanto, hay un gran conflicto en marcha, del cual es responsable el pensamiento.
El pensamiento ha producido grandes beneficios higiénicos, ha creado las comunicaciones, los transportes rápidos y todas esas cosas. El cerebro tiene una capacidad infinita, y esa capacidad, esa energía del pensamiento ha creado este mundo de la tecnología con todos los problemas que involucra –problemas sociales y ambientales. Y el pensamiento también ha producido estragos en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones mutuas, en la relación de hombre y mujer. Sostenemos que el pensamiento es responsable de todas las desdichas que ha originado en el mundo. El pensamiento también ha hecho grandes cosas para la humanidad.
Por favor, no rechacen ni acepten lo que dice quien les habla. Él está exponiendo esto ante ustedes para que lo examinen, lo cuestionen, lo pongan en duda; no para que lo acepten o para que estén de acuerdo con ello.
Debemos, pues, examinar juntos cuál es el origen del pensamiento, por qué el pensamiento ha creado tal desastre en el mundo; debemos averiguar si el pensamiento puede jamás tener por compañero al amor, o si el amor es por completo diferente de las actividades del pensamiento. ¿Es posible examinar esto sin sentido alguno de autoridad, sin el sentimiento de pertenecer a algún grupo, y así ir más allá del caos y la confusión presentes?
(…) ¿Cómo, entonces, ha de investigar uno el mundo psicológico, es decir, el mundo de la conciencia? El contenido de esa conciencia es lo que somos cada uno de nosotros. Esta no es una afirmación dogmática, no es una conclusión, sino un hecho. Lo que somos es el contenido de nuestra conciencia –nuestras creencias, opiniones, experiencias, ilusiones, supersticiones, nuestros dioses, nuestro temor, nuestro placer, nuestra soledad, y el dolor y la gran aflicción y el miedo a la muerte. Eso es lo que somos.
Podemos dividir ese contenido de nuestra conciencia en diversas partes, podemos inventar una superconciencia, pero ello sigue siendo el contenido de nuestra conciencia. Podemos meditar sentándonos con las piernas cruzadas y hacer todas esas cosas, pero ello forma parte de nuestra conciencia. Y el contenido de nuestra conciencia es un producto del pensamiento. Por favor, examinen esta situación. Decimos que el contenido de nuestra conciencia lo produce el pensamiento, el pensar; el pensar que uno es hindú, o cristiano, o marxista, o maoísta o lo que a ustedes les guste pensar. El pensamiento, que es limitado, ha dado origen a las limitaciones en la conciencia. Puede ensanchar la conciencia pensando que es capaz de expandirse y experimentar en la expansión, pero ello sigue siendo la actividad del pensamiento.
La pregunta es si nuestra conciencia, que es la actividad del cerebro –el cerebro con todas sus respuestas sensorias, el cerebro, que es el centro del pensamiento– si ese pensamiento no ha originado el temor, si el pensamiento, que también es un movimiento en el tiempo, no es el responsable de todo el contenido de nuestra conciencia. Decimos que el pensamiento es limitado porque es el producto del conocimiento. Es el resultado, el producto final de la experiencia, del conocimiento almacenado en el cerebro como memoria; la respuesta a cualquier reto es el pensar. Y el conocimiento es siempre limitado.
Todo conocimiento en cualquier campo es limitado –en el campo biológico, en el sociológico, en el tecnológico, y en el mundo de las religiones con todos sus dioses; todos los dioses son inventados por el pensamiento. Examínelo, por favor. El pensamiento ha inventado a todos los dioses de la tierra, y después el pensamiento adora eso que ha inventado; y a esto lo llaman ustedes religión. La raíz etimológica de la palabra “religión” es muy difícil de determinar, no se ha establecido cuál es su significado original. El pensamiento es, entonces, limitado, y cualquiera sea su actividad, es siempre limitado; y al serlo, debe crear problemas inevitablemente –no sólo problemas en el campo tecnológico sino también problemas en la relación humana, que es mucho más difícil de comprender que el mundo tecnológico, porque nosotros, los seres humanos, estamos perpetuamente en conflicto unos con otros, discrepando, concordando, creyendo y no creyendo. Es una guerra perpetua entre los seres humanos. Y es creada por el pensamiento. Y habiendo creado los problemas, el pensamiento después trata de resolverlos y así aumenta los problemas, que es lo que está sucediendo actualmente.
Si uno ve eso, no intelectualmente, no como una idea o una conclusión sino como una realidad, como un hecho, entonces puede ver que el único instrumento que tenemos es el pensar. Por favor, comprendan la naturaleza y el contenido del pensamiento. El pensamiento es todas las respuestas sensorias, las imaginaciones, todos los símbolos sexuales, las imágenes sexuales, etc., y es el sentimiento de depresión, de regocijo, de ansiedad; todo esto es el producto del pensamiento limitado, porque el pensamiento es la consecuencia del conocimiento limitado. No hay conocimiento completo acerca de nada. Y ahora nos formulamos una pregunta por completa distinta, que es: ¿existe un instrumento diferente?
Si el pensar no es el instrumento para resolver los problemas humanos, ¿cuál es, entonces, el instrumento? El pensar es un instrumento gastado, romo. Puede ser hábil, puede dar solución a ciertos problemas, pero no a los problemas que el pensamiento ha creado en y entre los seres humanos. El instrumento del pensar que hemos utilizado para resolver los problemas de nuestra vida cotidiana, en la relación, ese instrumento está embotado, gastado; es insuficiente. A menos que encontremos un instrumento nuevo, no puede haber un cambio fundamental, radical de la psiquis humana. Por lo tanto, vamos a investigar juntos la naturaleza de ese instrumento, su cualidad, su estructura, su belleza.
Pero antes de que podamos investigarlo, tiene que quedar absolutamente claro que el instrumento que ahora tenemos como el pensar, ha llegado a su límite. No puede resolver el problema de la relación humana, y en esa relación humana hay conflicto, y debido a ese conflicto hemos creado esta sociedad debido a nuestra codicia, a nuestra brutalidad, a nuestra violencia. Tiene que estar absolutamente e irrevocablemente claro, que el pensar no es el instrumento para resolver nuestros problemas humanos.
(…) Somos el resultado de miles de años de humanidad –con su sufrimiento, su soledad, su desesperación, su excitación, su gozo, su sexo. Lo que ustedes piensan, lo piensan otros –el gran científico piensa, y así lo hace el aldeano sin educación, pobre y hambriento, que trabaja de la mañana a la noche. De modo que el pensar no es nuestro pensar individual. Sólo existe el pensar. Uno puede pensar de una manera, otro puede pensar de otra manera. Ello sigue siendo el pensar. Por tanto, la conciencia pensante es compartida por todos los seres humanos. Y cuando uno comprende realmente esa verdad fundamenta, toda su actividad se transforma. A uno le concierne entonces toda la humanidad, o sea, su hijo, su vecino, su esposa o esposo, y el hombre que vive a muchas millas de distancia.
Madrás, 25 de diciembre de 1982
Editorial Edhasa ,1985, Pág. 129 a 141