Los Rectos Medios de Vida

Interlocutor: «¿Cómo puede uno darse cuenta de su propio condicionamiento?»

Krishnamurti: Eso es posible solo si comprendemos otro proceso, el proceso del apego. Si podemos comprender por qué estamos apegados, entonces quizá podamos darnos cuenta de nuestro condicionamiento.

I: «¿No es ése más bien un largo rodeo para abordar un problema directo?»

K: ¿Lo es? Trate simplemente de darse cuenta de su condicionamiento. Solo puede conocerlo de un modo indirecto, en relación con alguna otra cosa. No puede percibir su condicionamiento como una abstracción, porque entonces eso será meramente verbal, sin mucha significación. Sólo nos damos cuenta del conflicto. El conflicto existe cuando no hay integración entre el reto y la respuesta. Este conflicto es el resultado de nuestro condicionamiento. El condicionamiento es apego: apego al trabajo, a la tradición, a la propiedad, a la gente, a las ideas, etc. Si no hubiera apego, ¿habría condicionamiento? Por supuesto que no. Entonces, ¿Por qué nos apegamos? Yo me apego a mi país porque gracias a la identificación con él llego a ser alguien. Me identifico con mi trabajo, y el trabajo se vuelve lo importante. Yo soy mi familia, mi propiedad, me apego a ellas. El objeto del apego me ofrece los medios de escapar de mi propia vacuidad. El apego es un escape, y el escape fortalece el condicionamiento. Si estoy apegado a usted, es porque se ha vuelto el medio de escapar de mi mismo; por lo tanto, usted es muy importante para mí y yo debo poseerlo psicológicamente, aferrarme a usted. Usted llega a ser el factor que me condiciona, y el escape es el condicionamiento. Si podemos darnos cuenta de nuestros escapes, podremos percibir los factores, las influencias que contribuyen al condicionamiento.

I: «¿Estoy escapando de mi mismo mediante el trabajo social?»

K: ¿Está usted apegado a él? ¿Se sentiría perdido, vacio, aburrido, si no realizara esa labor social?

I: «Eso es lo que ocurriría, estoy seguro.”

K: El apego a su trabajo es su forma de escapar. En todos los niveles de nuestro ser hay formas de escapar. En todos los niveles de nuestro ser hay formas de escapar de nosotros mismos. Usted escapa por medio de su trabajo, otros a través de la bebida, otro por medio de ceremonias religiosas, otro entregándose a las diversiones. Todos los escapes son lo mismo, no hay escape superior o inferior. Dios y la bebida están en el mismo nivel en tanto sean modos de escapar de lo que somos. Sólo cuando nos demos cuenta de nuestros escapes, podremos conocer nuestro condicionamiento.

I: “¿Qué haré si dejo de escapar mediante la labor social? ¿Hay alguna cosa que pueda hacer sin escapar? ¿No es toda mi acción una forma de escapar de lo que soy?”

K: Esta pregunta, ¿es meramente verbal o refleja una realidad, un hecho que usted está experimentando? Si no escapara, ¿qué sucedería? ¿Lo ha intentado alguna vez?

I: “Lo que usted está diciendo es muy negativo, si se me permite decirlo. No ofrece ningún sustituto para el trabajo.”

K: ¿No es toda sustitución otra forma de escape? Cuando una forma particular de actividad no es satisfactoria o genera un nuevo conflicto, nos volvemos hacia otra. Reemplazar una actividad por otra sin comprender el escape es mas bien inútil, ¿verdad? Son estos escapes y nuestro apego los que contribuyen al condicionamiento. El condicionamiento genera problemas, conflicto. Es el condicionamiento lo que impide que comprendamos el reto; estando condicionada, nuestra respuesta debe engendrar, inevitablemente, conflicto.

I: “¿Cómo puede uno librarse del condicionamiento?»

K: Sólo comprendiendo sus escapes, dándose cuenta de ellos. Nuestro apego a una persona, al trabajo, a una ideología, es el factor del condicionamiento, esto es lo que debemos comprender y no buscar un escape mejor o más inteligente. Ningún escape es inteligente, porque todos engendran, por fuerza, conflicto. El cultivo del desapego es otra forma de escape, de aislamiento, es apegarse a una abstracción, a un ideal llamado desapego. El ideal es algo ficticio fabricado por el ego, y convertirse en un ideal es escapar de “lo que es”. Sólo cuando la mente ya no busca ningún escape, comprendemos “lo que es”. El pensar mismo en “lo que es”, es una forma de escapar de ”lo que es”. Pensar acerca del problema es escapar del problema, porque el pensamiento es el problema, el único problema. La mente reacia a ser lo que ella es, temerosa de lo que es, busca estos diversos escapes; y la vía de escape es el pensamiento. Mientras haya pensamiento, tiene que haber escapes, apegos, los que no hacen más que fortalecer el condicionamiento.

La libertad con respecto al condicionamiento llega cuando estamos libres del pensar. Cuando la mente se halla en total silencio, sólo entonces hay libertad para que lo real se manifieste.

 

 Los Rectos Medios de Vida, Editorial Planeta, 1995, páginas 124 a 126.-

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