Nadie medianamente sensato podría afirmar que el hombre podría vivir sin el uso de las palabras, sin embargo, éstas nos han generado a lo largo de nuestra presencia en la Tierra un sinnúmero de dificultades, especialmente en la vida de relación.
Los expertos lingüísticos se han devanado los sesos intentando, sin mayor éxito, darle precisión a la disciplina para, de ese modo, encontrar el mayor correlato entre los hechos y las palabras.
Pero parecería que la cosa pasa por otro lado. Las palabras crean imágenes y ellas se anidan en nuestra memoria y es la memoria la que opera cuando «escuchamos», generando un círculo vicioso de imprecisión.
¿No será que de lo que se trata es de otorgarle simplemente su limitado lugar y comprender que la vida posee una riqueza infinita, que las palabras son simple invención humana y que como tal nunca abarcaran las múltiples facetas de nuestros vínculos reales?. ..