Pregunta: ¿Qué es la verdadera educación? Como maestros y padres estamos confusos.
Krishnamurti: ¿Cómo vamos a hallar la verdad en este asunto? Resulta obvio que el mero hecho de encajar la mente en un sistema, en un molde, no es educación. De modo que, para descubrir lo que es la verdadera educación, debemos averiguar lo que entendemos por “educación”. La educación, por cierto no consiste en aprender cuál es el objeto de la vida, sino en comprender el sentido, el significado, el proceso de la existencia; porque si decís que la vida tiene un propósito, entonces el propósito es autoproyectado. Para descubrir qué es la verdadera educación, no hay duda de que primero tenéis que investigar la significación total de la vida, del vivir. ¿Qué es la actual educación? Aprender a ganar unas cuantas rupias, adquirir un oficio, llegar a ser ingeniero o sociólogo, aprender a matar a la gente o a leer un poema. Si decís que la educación es para hacer que una persona sea eficiente –lo cual significa darle conocimientos técnicos– entonces debéis comprender todo el significado de la eficiencia. ¿Qué sucede cuando una persona se vuelve de más en más eficiente? Sucede que se vuelve cada vez más cruel. No riais. ¿Qué hacéis vosotros en vuestra vida diaria? ¿Qué ocurre hoy en el mundo? La educación significa desarrollo de una determinada técnica, es decir, eficiencia, la cual implica industrialización, capacidad para trabajar con más rapidez y producir más y más, todo lo cual termina por conducir a la guerra. Esto lo veis ocurrir todos los días. La educación tal como es conduce a la guerra, ¿y cuál es el fin de la educación? Destruir o ser destruido. Es obvio, pues, que el presente sistema educativo no sirve para nada. Lo importante, por consiguiente es educar al educador. Estas no son sagaces afirmaciones que hayan de escucharse y tomarse en broma. Porque, si no se educa al educador, ¿qué puede él enseñar al niño, a no ser los principios de explotación en los que él mismo ha sido educado? La mayoría de vosotros ha leído muchos libros. ¿Y a qué habéis llegado? Tenéis dinero o podéis ganarlo, tenéis vuestros placeres y ceremonias, y, estáis en conflicto; ¿y en qué queda la educación, el aprender a ganar unas cuantas rupias, cuando toda vuestra existencia conduce a la desdicha y a la guerra? La verdadera educación, pues, debe empezar por el educador, el progenitor, el maestro; y el investigar la verdadera educación significa investigar la vida, la existencia, ¿no es así? ¿A qué conduce que se os eduque para ser abogados si sólo habréis de acrecentar los conflictos y mantener los litigios? Pero en eso hay dinero, y con eso medráis. De suerte que, si queréis realizar verdadera educación, es obvio que debéis comprender el sentido, el significado de la existencia. No se trata tan sólo de ganar dinero, de tener comodidades, sino de poder pensar de un modo verdadero, directo, no “consecuente”, porque el pensar consecuentemente es mera adaptación a una pauta. Un pensador consecuente es una persona irreflexiva; no hace más que repetir ciertas frases, y piensa siguiendo una rutina. Para descubrir qué es la verdadera educación, tiene que haber comprensión de la existencia, lo cual significa comprensión de vosotros mismos; porque no podéis comprender la existencia en abstracto. No podéis comprenderos a vosotros mismos teorizando acerca de lo que debiera ser la educación. Lo cierto es que la verdadera educación empieza con la justa comprensión del educador.
Mirad lo que ocurre en el mundo. Los gobiernos someten la educación a su control; naturalmente, puesto que todos los gobiernos se preparan para la guerra. Vuestro propio gobierno, tanto como el extranjero, deben inevitablemente prepararse para la guerra. Un gobierno soberano debe tener un ejército, una armada, una fuerza aérea; y para hacer a los ciudadanos eficientes para la guerra, para prepararlos a cumplir con sus deberes cabalmente, eficientemente, despiadadamente, el gobierno central tiene que controlarlos. Los educa, por lo tanto, como se fabrican los instrumentos mecánicos: para ser cruelmente eficientes. Si ese es el objeto y la finalidad de la educación: destruir o ser destruido, ella tiene que ser despiadada; y no estoy nada seguro que no sea eso lo que deseáis. Porque seguís educando a vuestros hijos a la manera antigua. La verdadera educación comienza con la comprensión del educador, del maestro, lo cual significa que él debe estar libre de los moldes establecidos de pensamiento. Estando confusos, creáis un educador que también está confuso; mediante la llamada “educación” dais poder para destruir al gobierno extranjero. Antes por tanto, de preguntar qué es la verdadera educación, debéis comprenderos a vosotros mismos; y veréis que no lleva mucho tiempo el comprenderos a vosotros mismos, si estáis interesados en descubrir. Señores, sin comprenderos a vosotros mismos como educadores, ¿Cómo podéis crear un nuevo género de educación? Volvemos, por consiguiente, a la eterna cuestión que sois vosotros mismos; y ese punto deseáis eludirlo, deseáis hacer recaer la responsabilidad en el maestro, en el gobierno. El gobierno es lo que vosotros sois, el mundo es lo que vosotros sois; y sin comprenderos a vosotros mismos, ¿cómo puede haber verdadera educación?
Madrás, diciembre 4 de 1949.-
La Revolución Fundamental, pgs: 45 a 48, Editorial Kier, Buenos Aires.-