Hay mucha violencia en el mundo. Existe la violencia física y también la violencia interna. Violencia física es matar a otro, causar daño a otras personas de manera consciente, deliberada, o decir cosas crueles sin consideración alguna, cosas llenas de antagonismo y de odio; e internamente, bajo la piel, es sentir desagrado por el prójimo, es odiar y criticar a la gente. En lo interno, estamos siempre disputando, peleándonos, no sólo con los demás sino con nosotros mismos. Deseamos que las personas cambien, queremos forzarlas a nuestra manera de pensar.
A medida que vamos creciendo, vemos en el mundo mucha violencia en todos los niveles humanos. La violencia extrema es la guerra –el matar a la gente por ideas, por los llamados principios religiosos, por las nacionalidades, el matar a fin de proteger un pequeño trozo de tierra. Para eso el hombre mata, destruye, mutila, y es muerto a su vez. Hay enorme violencia en el mundo; el rico queriendo mantener pobre a la gente, y el pobre deseando llegar a rico y, en el proceso, odiando al rico. Y ustedes, sin son atrapados por la sociedad, también van a contribuir a esto.
Hay violencia entre marido, mujer e hijos. Hay violencia, antagonismo, odio, crueldad, un feo afán de criticar, ira –todo esto es inherente al hombre, es innato a cada ser humano. Lo es en ustedes. Y se supone que la educación debe ayudarlos a ir más allá de todo eso, y no meramente a pasar los exámenes y conseguir un empleo. Deben ser educados de modo que cada uno de ustedes llegue a constituirse en un ser humano realmente bello, sano, cuerdo, racional, y no en un hombre brutal con un cerebro muy listo que puede defender su brutalidad con argumentaciones. A medida que crezcan, ustedes han de enfrentarse con toda esta violencia Olvidarán cuanto escucharon aquí y serán absorbidos por la corriente de la sociedad. Se volverán como el resto de este mundo cruel, duro, amargo, iracundo, violento, y no ayudarán a crear una nueva sociedad, un mundo nuevo.
Pero un mundo nuevo es necesario. Es necesaria una cultura nueva. La vieja cultura está muerta, consumida, sepultada, hecha trizas, vaporizada. Ustedes tienen que crear una cultura nueva. Una cultura nueva no puede basarse en la violencia. La nueva cultura depende de ustedes, porque la vieja generación ha construido una cultura sustentada en la violencia, en la agresividad, y, y eso es lo que ha originado toda esta confusión, toda esta desgracia. Las viejas generaciones han producido este mundo, y son ustedes los que tienen que cambiarlo. No pueden permanecer simplemente sentados diciendo: “Seguiré el al resto de la gente y buscaré éxito y posición”. Si hacen eso sus hijos tendrán que sufrir. Puede que ustedes lo pasen bien, pero sus hijos han de pagar por ello. De modo que deben tomar en cuenta todo eso; la crueldad externa que el hombre ejerce contra el hombre, ya sea en el nombre de Dios, de la religión, de la propia importancia, de la seguridad de la familia. Han de considerar tanto la crueldad y la violencia externas, como la violencia interna que todavía no conocen.
Ustedes son aún jóvenes, pero a medida que crezcan se darán cuenta del infierno, de la gran desdicha que el hombre debe padecer interiormente por estar en constante batalla consigo mismo, con su mujer, con sus hijos, con sus vecinos, con sus dioses. Vive en medio del sufrimiento y la confusión, y no hay amor, ni benevolencia, ni generosidad, ni caridad. Una persona puede llevar el título de doctor junto a su nombre, o puede convertirse en un hombre de negocios con casas y automóviles, pero si carece de amor, de afecto, bondad, consideración, es realmente peor que un animal, porque contribuye a la existencia de un mundo destructivo como éste. Así es que deben conocer todas estas cosas mientras son jóvenes. Ellas deben serles señaladas para que su mentes comiencen a pensar. De otra manera se volverán como el resto del mundo, y sin amor, sin caridad, sin generosidad ni afecto, la vida llega a ser un asunto terrible. Es por ello que uno debe examinar todos estos problemas de violencia. No comprender la violencia es ser realmente un ignorante, es no tener inteligencia ni cultura. La vida es algo inmenso, y labrarse meramente un pequeño agujero para uno mismo y permanecer en ese pequeño agujero defendiéndolos contra todos, no es vivir. Eso es algo que les toca a ustedes. Desde ahora mismo deben saber acerca de todas estas cosas. Han de escoger reflexivamente entre seguir el camino de la violencia, o enfrentarse a la sociedad.
Sean libres, vivan felizmente, gozosamente, sin antagonismo alguno, sin odios. Entonces la vida se vuelve algo por completo diferente. Entonces la vida tiene un significado, está llena de júbilo y de luz.
Cuando hoy se despertaron, ¿miraron hacia afuera por la ventana? Si lo hicieron habrán visto esas colinas tornarse de azafrán contra el hermoso cielo azul a medida que el son ascendía. Y mientras los pájaros comenzaban a cantar, y el cuclillo madrugador hacía oír su arrullo, había por todas partes un profundo silencio, una sensación de belleza inmensa y soledad; y si uno no se da cuenta de todo eso, es exactamente igual que si estuviera muerto. Pero son muy pocas las personas que se dan cuenta. Ustedes pueden percibir eso sólo cuando la mente y el corazón están abiertos, cuando no temen, cuando y no son violentos. Entonces hay júbilo, hay una bienaventuranza extraordinaria que muy poca gente conoce. Y es parte de la educación crear ese estado en la mente humana.
Krishnamurti y la Educación, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, pgs: 67 a 70.-