Cuando nos empeñamos en encontrar el eje central de la Enseñanza de K, cada uno de nosotros seguramente encontrará diversas respuestas. Esto encierra una peculiar paradoja, ya que esas respuestas diversas (que para algunos puede resultar inquietante), son justamente la confirmación de que aquello que ve cada uno de nosotros es indisolublemente producto de nuestro particular y personal condicionamiento.
La realidad, que generalmente se constituye en nosotros como si fuera algo sólido y objetivo, es simplemente aquello que edificamos desde nuestra historia personal; con sus alegrías, tristezas, fracasos, logros, amores y desamores. Comprenderlo es solo el comienzo, pero imprescindible, ya que poder ver que existe en nosotros una mecanicidad que de un modo sutil nos hace creer que lo que vemos es lo que es, nos permite suponer que no sólo hay algo más, sino que también existe otro modo de observar….