Interlocutor: Yo me siento muy solo, y anhelo alguna entrañable relación humana. En vista de que no puedo encontrar un compañero, ¿qué debo hacer?
Krishnamurti: Una de nuestras dificultades es, por cierto, que queremos ser felices por medio de algo, de una persona, un símbolo, una idea, por medio de la virtud, de la acción, de la compañía. Creemos que la felicidad, o la realidad, o como guste llamarlo puede encontrarse por medio de algo. Debido a eso sentimos que, mediante la acción, mediante ciertas ideas, hallaremos la felicidad.
Sintiéndome, pues, sólo, quiero encontrar a alguien o alguna idea por cuyo intermedio pueda ser dichoso. Pero la soledad permanece siempre; está siempre ahí, escondida. Y como me atemoriza e ignoro cuál es la naturaleza íntima de esta soledad, quiero encontrar algo a qué aferrarme. Así, pues, pienso que por medio de algo, por medio de una persona, seré feliz. De este modo, mi mente está siempre ocupada en encontrar algo.
Por medio de muebles, de una casa, de libros, de personas, de ideas, rituales, símbolos, abrigo la esperanza de lograr algo, de hallar la felicidad. Y así es como las cosas, las personas, las ideas, se tornan extraordinariamente importantes, porque a través de ellas espero encontrar lo que busco. Por lo tanto empiezo a depender de ellas.
Pero, con todo eso, sigue existiendo esto que no he comprendido, que no he resuelto: la ansiedad, el miedo continúa allí. Y aún cuando veo que continúa allí, quiero usar aquellas cosas, abrirme paso, encontrar lo que está más allá.
Así, mi mente lo utiliza todo como un medio para ir más allá; de esa manera lo convierte todo en trivial. Si yo le uso a usted para realizar mi felicidad, usted se vuelve muy poco importante, porque lo que me interesa es mi felicidad. En consecuencia, cuando la mente se halla ocupada con la idea de que puede lograr la felicidad por intermedio de alguien, por medio de una cosa o de una idea, ¿no convierte, acaso, en transitorios todos estos medios? Porque mi interés está puesto, entonces, en otra cosa, en captar algo que está más allá.
¿No es muy importante que yo comprenda esta soledad, esta aflicción, este dolor de la extraordinaria vacuidad interna? Porque si comprendo esto, tal vez no utilice nada con el fin de encontrar la felicidad. No usaré a Dios como un medio de adquirir la paz, ni usaré un ritual para tener más sensaciones, exaltaciones, inspiraciones. La cosa que está devorando mi corazón es este sentimiento de miedo, mi soledad, mi vació interno. ¿Puedo comprender esto? ¿Puedo resolverlo?
Casi todos nosotros nos sentimos muy solos ¿verdad? Sea lo que fuere que hagamos, escuchar la radio, leer libros, dedicarnos a la política, a la religión, etc., ninguna de estas cosas puede realmente ocultar esta soledad. Puedo estar socialmente activo, puedo identificarme con ciertas filosofías organizadas, pero por cualquier cosa que haga, eso sigue ahí en el fondo de mi inconciencia, o en las más recónditas profundidades de mi ser.
¿Cómo habérmelas con ello? ¿Cómo sacarlo a la luz y resolverlo completamente? Además, toda mi tendencia es condenar, ¿no es así? Me atemoriza lo que desconozco, y el temor es el resultado de condenar, ¿no es así? Después de todo, no conozco la naturaleza de la soledad; de hecho, no sé lo que es. Pero mi mente la ha juzgado diciendo que es temible. Tiene opiniones, sobre el hecho, tiene ideas acerca de la soledad. Y son estas ideas, estas opiniones, las que generan el temor y me impiden mirar realmente esta soledad.
Espero estar expresándome claramente. O sea: me siento solo y eso me atemoriza. ¿Cuál es la causa del temor? ¿No es porque ignoro las implicaciones que contiene la soledad? Si conociera el contenido de la soledad, no la temería. Pero, debido a que tengo una idea de lo que podría ser, escapo de ella. Lo que genera temor es el hecho mismo de escapar, no el de mirar la soledad. Para mirarla, para permanecer con ella, no puedo condenarla. Y cuando soy capaz de afrontar la soledad, soy capaz de amarla, de examinarla.
Entonces, esa soledad que tanto me atemoriza, ¿es meramente una palabra? ¿No es, en realidad, un estado esencial, quizá la puerta que puede conducirme al descubrimiento? Esa puerta puede llevarme más allá, de modo tal que la mente comprenda ese estado en el que debe estar sola, incontaminada.
Porque todos los otros procesos que la alejan de esa soledad, son desviaciones, escapes, distracciones. Si pudiera vivir con la soledad sin condenarla, entonces, gracias a eso, la mente quizá podría descubrir ese estado en el que se halla por completo sola (alone), no aislada (lonely) sino totalmente sola, libre, sin depender de nada, sin procurar encontrar la felicidad por intermedio de algo.
Es necesario estar solo de ese modo, conocer esa soledad (aloneness) no inducida por las circunstancias, esa soledad que no es aislamiento, esa soledad creativa en que la mente ya no está buscando ni la felicidad ni la virtud, y ya no genera resistencias. Es la mente sola, libre, la que puede descubrir, no la mente que ha sido contaminada, corrompida por sus propias experiencias. De esta manera, la solead (loneliness) de la que todos somos conscientes, quizá pueda, si sabemos como mirarla, abrir una puerta hacia la realidad.
Londres, 7 de abril de 1953
En el Ashtávakra Gítá, capitulo 15 verso 19, aparece esta sentencia del sabio: «No turbes tu mente para adquirir o abandonar lo que sea, permanece en la beatitud de tu propia naturaleza».
Otras palabras, otros tiempos, la misma simpleza,tanta profundidad