Cada día que pasa nos quejamos más del encierro impuesto, cada día más lo vivenciamos como una limitación profunda de nuestra libertad, incluso ya no son pocos los que lo ven como una arbitrariedad. Pero es un hecho y excede en muchos aspectos a nuestro poder decisión. Por eso, tratemos de ocuparnos de aquellos encierros que si estan en nuestra esfera de resolución. ¿Observamos como meros testigos los vaivenes de nuestros pensamientos?¿Podemos verlos anticipadamente, previo a que disparen conductas que ni siquiera en muchos casos sabemos a que causa real responden? La respuesta depende del grado de trabajo interior que cada uno de nosotros haya desarrollado a lo largo de su vida, pero seguramente todos, si somos sinceros, afirmaremos que generalmente o en algunos casos, resultamos, parafraseando a Lin Yu Tang, una mera hoja en la tormenta de nuestra mente. Es como si ella tuviera vida independiente, que «nosotros» fuésemos rehenes muchas veces inconscientes de sus caprichos. Tomar la conducción de nuestra existencia es lo más parecido a la libertad. ¿ Que les parece si cuando nos habran la «tranquera» comenzamos a honrar la vida transitando una libertad mucho mas abarcativa que la meramente física?