MUNDOS INTERNOS EN TIEMPOS DE LIMITACION DE LOS EXTERNOS

Nunca fue nuestro estilo caer en las frases hechas, que sin dudas terminan superficializándo el planteo de cualquier tema. Por eso decir, como algunos lo hacen, que la cuarentena puede ser una ventaja para el desafío del cambio personal, es negar implícitamente los efectos negativos de la compulsiva restricción a la libertad, ya que separar dogmaticamente la libertad entre externa e interna como compartimentos estancos es también negar la realidad de que somos un todo psíquico que actuamos y pensamos conforme a una interacción generalmente invisible de impulsos y motivaciones. «Nunca te prometí un jardín de rosas» sería la irónica respuesta ante la actual situación. Lo cierto es que obligadamente tenemos mas tiempo, menos obligaciones programadas y menos conflictos con las personas ajenas a nuestro mundo familiar o íntimo. En ese  contexto es muy importante el trabajo que podemos desarrollar en el proceso de observación y comprensión tendiente al conocimiento de uno mismo. Quizás el primer paso sería ver nuestras reacciones internas en el período de aislamiento, tratar de observar con tranquilidad y sin juzgar nuestras reacciones, nuestros cambios de ánimo y la capacidad o no de flexibilizarnos ante un escenario excepcional. De que modo la incertidumbre del futuro nos aterroriza o no. Solo son sugerencia generales, cada uno es todo un mundo de múltiples matices. Como en muchos otros terrenos, el tiempo es un instrumento que la vida nos dió, pese a su relatividad, para ayudarnos a comprender la naturaleza de las cosas y las características del cambio. Veremos pues si una masa crítica resultante de este horno puede operar en lo externo para que ese mundo exterior que la mayoría añora sea realmente mejor vivible en el futuro.

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