Mas allá de la opinión o criterio que tengamos sobre las decisiones político-sanitarias que los gobiernos de turno implementen, es interesante preguntarse en momentos tan particulares, como repercuten en cada uno de nosotros esas limitaciones, en principio físicas. Y digo así porque el ser humano es un todo indivisible psico-físico y si bien es evidente que cada individuo posee múltiples facetas también es cierto que existe un aparente centro invisible que en principio nos permite actuar con un mínimo de coherencia en el mundo externo, relacional. Es por eso que afirmar simplemente que la limitación obvia y evidente de la libertad física no afecta la interna es quizás no observar nuestra integralidad. Como usted saben, somos escépticos respecto a la búsqueda de respuestas cerradas y nos inclinamos con mayor énfasis en el planteo de los interrogantes. Tampoco creemos que de éste drama planetario surja de manera mágica un nuevo hombre que habitará de un modo marcadamente distinto la Tierra; pero, si somos lo suficientemente inteligentes emocionalmente podremos descartar, ahora voluntariamente, todo aquello que «sin saberlo», solapadamente, nos restringía la libertad. Como la vida humana es permanentemente paradojal, ese descarte quizás nos lleve, aplicando esa inteligencia, a una playa de mayor plenitud.
En relación con el sentido que quiere expresar el autor en su artículo sobre la libertad humana en este tiempo de pandemia; en el cual todos los gobiernos del mundo han impuesto protocolos de bioseguridad para minimizar al máximo el riesgo de contagio del Covid-19, yo opino que el concepto de libertad trasciende las restricciones al cuerpo fìsico, es decir que, a mi juicio, las principales causas de la pérdida de libertad humana residen en las ataduras mentales y espirituales del hombre, no tanto en las fìsicas que, aunque coincido con el autor sobre el hecho de que el ser humano es un ser integral y que lo fìsico tiene incidencia en lo emocional y mental, las restricciones físicas no limitan necesariamente la libertad, manifestada en la paz interior y la armonía del Hombre. Desde mi experiencia personal tengo auto conciencia que mis principales ataduras ha sido los malos hàbitos de vida y las adicciones, las cuales no tienen que ver con las limitaciones físicas. Por ello he empezado un camino de conversión espiritual a través del encuentro con Cristo pero no de manera superficial a través de ritos y demostraciones ante los demás como hace mucha gente para demostrar su «orgullo de perfección», sino de manera sincera y coherente, en una relación de comunicación profunda con Dios y de liberación de esas ataduras como la ira, la soberbia, la falta de auto valía, los miedos al fracaso, a ser rechazado, a emprender nuevos proyectos saliendo de la zona de confort, el sentimiento de odio a la humanidad, la adicciones sexuales, etcétera, las cuáles a la postre, en mi vida son las causales de mi verdadera pérdida de la libertad y no la restricción fìsica impuesta por las autoridades de la salud mundial y los gobiernos. El amor de Dios es el que hace verdaderamente libres a los hombres, un amor basado en el Perdón, la compasión y la misericordia y lo digo de dientes para afuera, porque perdonar a quienes me han hecho mucho daño y perdonarme a mi mismo ha sido el desafìo más grande de mi vida y no lo he podido lograr, en conclusión NO soy libre…todavía. Gracias.
Muy buena propuesta!
Creo que de ésta situación saldran algunos seres beneficiados con enseñanzas que mejorarán su accionar y trasladarán a la sociedad ese proceder para bien, no creo en un cambio global, creo que como ha ocurrido con otros sucesos críticos en la historia del hombre y por catástrofes, epidemias, guerras ha muerto mucha gente, después una vez terminado ese momento limite en el que mueren muchas personas, la vida en sociedad vuelve a la misma mediocridad, a la misma ignorancia, al la misma vida egoista que siempre hemos tenido. Ahora a nivel individual si hay un cambio en determinadas personas que como observadores ven desplegarse la vida ante sus ojos y encuentran la manera de vivir en armonía con sus semejantes a pesar de las crisis que puedan sufrir. Me he dado cuenta que ésta situacion que estamos viviendo ha derribado varios mitos.