Veíamos hace unos días en los noticieros de Argentina a un grupo de padres de una Escuela exigiendo que las autoridades adoptaran una decisión «ejemplarizadora» respecto a un alumno que, por lo que decían, tenía conductas repetidamente violentas. Por lo tanto estimaban que la solución era echarlo, excluirlo, separarlo; ya que seguramente creían que era una forma de evitar la repetición de acciones de violencia en el Establecimiento.Pero, ante la resistencia de otros que, por una razón u otra, no compartían el criterio o modos de estos padres, no encontraron mejor manera de dirimir la diferencia que enfrentarse a golpes de puño en la misma puerta de la escuela, ante la mirada sorprendida de muchos de los niños que ellos decían proteger. ..Nos tranquiliza pensar que siempre la violencia está en otros y que de distintas maneras a esos otros debemos combatirlos; quizás por eso, al no ver nuestra propia violencia, la sociedad no cambia sus pautas y seguramente nunca lo hará mientras no empecemos por nosotros mismos…