El 17 de Febrero de 1986 Krishnamurti fallece en Ojai, Estados Unidos a los 90 años. Ya en los últimos tiempos se encontraba marcadamente preocupado por la acción que desarrollarían las Fundaciones a partir de su muerte. Todos nosotros sabemos que él nunca confió en las organizaciones como instrumento desde el cual se difundiera su Enseñanza, aunque obligado por las circunstancias, debió estimular la creación de las Fundaciones para generar una base mínima desde la cual operar. Hoy, a 27 años de su ausencia física, la siguiente pregunta se encuentra más vigente que nunca: ¿cómo se preserva la enseñanza sin interpretaciones subjetivas y, por otro lado, se permite la investigación creadora sin verticalismos que cristalicen las palabras y terminen dogmatizando el contenido de su mensaje? La respuesta está abierta y quizás sólo surja de la acción misma que desarrollemos. Nosotros, sin pertenecer a ninguna de esas Fundaciones, pero estando cerca de todas, deseamos simplemente que trabajen unidas, honrando la Enseñanza a partir del abandono total de ambiciones personales.