VIMALA THAKAR

Nacida en la India, activista social, libre pensadora, estudiosa de los textos antiguos de la India y especialmente del sánscrito . Discípula de Tukroji Maharaj, posteriormente se relaciona con Vinoba Bhave, conoce a Krishnamurti en 1956 y tiene encuentros con él a largo de los siguientes cuatro años, momento en el cual decide comenzar  a expresar su visión de la Realidad, disertando en diversos países.

El siguiente texto fue extraído, del libro Mas Allá de la Consciencia  y corresponde a una conferencia pronunciada el 7 de junio de 1976

La estructura psicológica es una estructura cartografiada: podemos salir de inmediato con una teoría. Si experimentamos celos, bien, decimos: «Freud dice esto», «Jung dice aquello», «Patanjali dice eso», y en consecuencia eso halla su explicación y nos sentimos satisfechos. Si sentimos celos, la ética o la moralidad, el hinduísmo, el budismo, o las religiones católicas o protestantes nos dicen «Haz esto». Ellos me dan el remedio religioso, psiquiátrico, homeopático  o ayurvédico. Se dan nombres a los sentimientos, se analizan las consecuencias, y se suministra los remedios; !Que agradable; me siento segura! No estoy diciendo esto peyorativamente. Veamos los hechos como son. Pero, cuando nos sumergimos en el silencio, éste no ha sido medido. Ustedes, el centro, el yo, el ego, allí no se mueve, ha entrado en la inacción. El movimiento que allí tiene lugar no tiene centro, ni circunferencia, no sabemos cómo darle nombre. El hábito profundamente arraigado en la sangre misma, ha de identificar todo movimiento, registrarlo y reaccionar ante él. Y hay un movimiento en el que el centro está imposibilitado, no se mueve, no puede moverse. Por eso algo le  está ocurriendo a todo nuestro ser. No hay movimiento fragmentario o parcial. Existe el movimiento  de nuestra totalidad en la totalidad, con la totalidad fuera de nosotros. Es un solo movimiento total. de manera que no hay nombre ni posibilidad de reaccionar, y eso nos asusta. La consciencia de que no podemos identificarnos más y no podemos reaccionar ante ello nos hace sentir impotentes…

…Supongamos que yo tenga ganas de zambullirme y pase algún tiempo aprendiendo y educándome pero luego, siempre estoy sola, los pensamientos se mueven dentro de mí, se mueven los sentimientos y surgen los recuerdos. ¡Que surjan!, es su naturaleza. Cuando digo» el pensamiento surge» , la que se está moviendo es la mente. Yo los veo moverse. Eso equivale a decir que la mente está dividida; una parte está observando y viendo, y la otra parte se está exponiendo.

…Sentados ante el espejo, vemos nuestro reflejo, el reflejo tiene una forma: nos estamos viendo, pero allí se trata del reflejo en el espejo. Cuando nos sentamos en silencio, y vemos el movimiento de la mente, estamos viendo allí nuestro propio reflejo, y no hay nada como para preocuparse o perturbarse acerca del movimiento.

Así como vemos nuestro reflejo en el espejo, de igual modo vemos el reflejo del material de la mente, de  la estructura psicológica: se mueve y lo vemos.

Si no hay impaciencia para cambiarlo, controlarlo, desear alejarlo, explicarlo o interpretarlo, si existe humildad para tan sólo mirarlo, entonces ese movimiento, que es finito, se apacigua por sí solo, sin que hagamos nada al respecto.

Si alguna vez se sentaron ante un espejo de tamaño natural, al principio ustedes lo miran todo: miran su cuerpo, su cabello, sus ojos,  su figura, la caída del vestido, sus pies….miran todo minuciosamente. Una vez que miraron todo minuciosamente y son conscientes de la totalidad, entonces los ojos ven y ustedes no están mirando nada El acto de mirar toca a su fin y sólo existe la visión sin la persona que ve. Ustedes no miran nada en particular, todas las particularidades han sido miradas, sólo existe la visión y la consciencia del ser total de ustedes. Hay una consciencia del reflejo, y de lo que se refleja. Cuando ustedes estaban mirando, estaban mirando el reflejo, estaban ocupados con el reflejo. Pero el acto de mirar toca a su fin, y sólo existe la visión y la consciencia que sólo es el movimiento de esa percepción. Existe la visión carente de motivo, y en el momento en el que la percepción está libre de motivación, hay consciencia. Es por eso que cuando estoy allí y llega el movimiento, cuando llegan pensamientos, la memoria y las experiencias, los miro: observador y lo observado. Una vez que el contenido ha sido mirado con humildad, entonces, el acto de mirar y observar llega a su fin, y el observador y lo observado tocan a su fin.  Lo que queda es sólo visión o percepción sin el centro. Así llegamos a la consciencia, a la consciencia del mecanismo total de la mente, del movimiento y la consciencia de lo que está libre de la  mente…

Editorial Kier, 1º edición, 1990, pág. 104,

Una respuesta

  1. horacio bello
    horacio bello 13 de febrero de 2012 at 7:38 PM |

    ¿ Se puede «ver» desde algún otro lugar que no sea nuestro ego? esa es la pregunta que ronda permanentemente entorno a este escrito.

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