En este caso, un diálogo ilustra la preocupación de éstos lúcidos personajes sobre un tema que anteriormente nos ha ocupado (ya que es una de las cuestiones centrales de la Enseñanza): el vínculo entre el elemento subjetivo, la realidad y el conocimiento. Fritjoj Capra (F), físico teórico, David Steindl Rast (D), monje benedictino, acompañados también por Thomas Matus (T), animan el texto:
F:…En el viejo paradigma se creía que las descripciones científicas eran objetivas, es decir, independientes del observador humano y el proceso del conocimiento. En el nuevo paradigma se piensa que la epistemología, la comprensión del proceso de conocimiento, tiene que ser incluida explícitamente en la descripción de los fenómenos naturales. En este momento no hay consenso en cuanto a cuál es la epistemología apropiada, pero hay un consenso emergente de que la epistemología va a tener que ser una parte integral de toda teoría científica.
T: Del lado teológico eso se correspondería con un cambio de la teología como ciencia objetiva a la teología como proceso de conocimiento. En el viejo paradigma se suponía que las afirmaciones teológicas eran objetivas, es decir, independientes del creyente y el proceso de conocimiento. El nuevo paradigma sostiene que la reflexión sobre modos no conceptuales de conocimiento, intuitivo, afectivo, místico- tiene que ser incluida explícitamente en el discurso teológico. En este momento no hay consenso en cuanto a la proporción en la que contribuyan los modos conceptuales y no conceptuales del conocimiento al discurso teológico. Pero hay un consenso emergente de que los modos no conceptuales de conocimiento son parte integral de la teología.
D: ¿Puedo hacerte una pregunta, Fritjof, para abrir la discusión? Tú dices que en este momento no hay consenso sobre cuál es la epistemología correcta. Sin embargo has estudiado esta cuestión bastante tiempo y estoy seguro de que has pensado mucho el tema. ¿Tienes alguna intuición acerca de en qué dirección hay que buscar esa epistemología?
F: Creo que la gente que está a la vanguardia de esta investigación tiende a decir que la epistemología apropiada es la escuela conocida como “constructivismo”. Sostiene que lo que observamos no es un mundo que se crea en el proceso del conocimiento. Como dicen Maturana y Varela: “El mundo es dado a luz en el proceso del conocimiento”
D: Es sorprendente que hace tanto tiempo haya habido una investigación de esta percepción a través del mito: Dios dice la Palabra que expresa el conocimiento de Dios, y en ese proceso Dios crea el mundo. Creo que hay un verdadero paralelo. Entonces era una especie de teología a través del mito. Ahora una idea similar (que la mente da a luz cosas en el proceso del conocimiento) emerge del pensamiento científico.
F: Como yo entiendo todo esto de dar a luz el mundo no es que no hay materia, no hay energía; que nosotros las creemos o las materialicemos. No es eso lo que quiere decir. Hay una realidad, pero no hay cosas, no hay árboles, no hay pájaros. Estas configuraciones son lo que nosotros creamos. Al concentrarnos en determinada configuración y luego separarla del resto, se convierte en un objeto. Distinta gente lo hacen de modos diferentes, y distintas especies lo hacen de maneras diferentes. Lo que vemos depende de cómo miramos. Esta percepción se dio de un modo muy dramático en la física con Heisenberg.
La analogía que he desarrollado es la del test de Rorschach. Imaginen un tipo particular de test de Rorschach donde no se tienen varios manchones sino un solo manchón de tinta en el que todo se interconecta. Si te pregunto, “¿qué ves en esa parte?”, tú podrás decir “veo un velero”. Entonces le pregunto a Thomas. El podría decir “veo una ardilla” o algo así. ¿Cómo puede él ver una ardilla y tú un velero? Porque ustedes recortan las cosas de un modo levemente diferente. Por supuesto está la interpretación y todo eso. Pero también el recorte es diferente. De modo que la subjetividad en el proceso de la observación está íntimamente ligada con la relación entre todas las cosas. Si el mundo es una red de relaciones, entonces lo que llamamos un objeto depende de cómo lo dibujamos, cómo lo distinguimos del resto de la red. Y en este sentido damos a luz el mundo.
D: Y todo lo que ordenamos es una realidad, según dices. ¿Pero en qué sentido?
F: ¡Básicamente es experiencia! Ordenamos nuestra propia experiencia.
D: Tenemos que ser cuidadosos aquí. Creo que lo que estás tratando de afirmar es que lo que hay en el exterior en sí mismo no es más que materia a experimentar.
F: Correcto. E incluso decir que es “material” sería ponerlo en una categoría. Hay algo que experimentar y distintos seres lo experimentan de diferentes maneras.
D: ¿Habría un paralelo de este constructivismo desde el lado teológico? Me viene a la mente una frase clave de la teoría tomista: “Lo que se recibe, se recibe según la forma del receptor”
T: Ese es un principio básico del conocimiento. Hay una inmanencia en todo conocimiento; es siempre el conocimiento del objeto desde dentro del sujeto. Quizás en teología el paralelo más cercano sería la noción de todo el conocimiento como participación en un diálogo permanente con la realidad.
D: En el contexto de la revelación, implicaría que lo que realmente sabemos de Dios es siempre sólo nuestra experiencia de Dios. Cualquier cosa que digamos de Dios es una proyección. Sólo podemos hablar con convicción de nuestra experiencia de Dios.
F: Esto significaría que creamos a Dios a nuestra imagen en vez de que él nos cree a su imagen.
T: No “en vez de “, sino que “ambos».
D: Sí ambos. Está implícito en la famosa frase de Meister Echart: “El ojo con el que veo a Dios es el mismo ojo con el que Dios me ve a mí”. A menudo se ha dicho que no podemos evitar imaginar a Dios a nuestra imagen. Hasta los filósofos griegos dijeron que si las ranas tuvieran un dios, sería una rana divina.
F: Por cierto que mucho de lo que dijiste sobre la experiencia religiosa encajaría muy bien con el punto de vista constructivista. En la ciencia hay un famoso dicho de Einstein, quien dijo que era un milagro para él que nuestras formas matemáticas abstractas pudieran encajar tan bien en la realidad, que podamos describir cosas observadas en el exterior en términos de cosas que inventamos. Para Einstein eso era profundamente misterioso.
Para Maturana eso no es ningún misterio, porque para él no hay realidad objetiva, sólo hay configuraciones subjetivas de experiencia. Y todo lo que hacemos es comparar diferentes configuraciones de la experiencia del mismo ser humano.
D: Incluso eso no es tan nuevo; la definición griega de un ser humano como zon logikon está mal traducida como “animal racional”. Significa un animal que tiene el logos o la “palabra”, el principio de la lectura de configuraciones. El término griego logos es el diseño que hace del caos un cosmos. Somos animales que tenemos el logos dentro nuestro y, por tanto, podemos entender el cosmos.
F: Pero no somos los únicos. Eso vale para todos los seres vivientes, salvo por el hecho de que nosotros reflexionamos sobre ello.
D: Así que aquí tenemos que hacer la importante distinción entre la conciencia reflexiva y la conciencia. Obviamente la conciencia reflexiva sólo está en los humanos, posiblemente en los animales superiores.
F: En la teoría de los sistemas la conciencia reflexiva viene con el lenguaje. En la medida en que los animales sean capaces de tener lenguaje, ellos también lo tendrán.
El otro tipo de conciencia, que yo preferiría no llamar conciencia, sino percepción, está en todos los seres vivos según el punto de vista sistémico.
D: ¿Irías más abajo? ¿Aceptarías que algo como esa percepción se pueda dar hasta en las partículas subatómicas?
F: No. En esta teoría, la percepción es una dimensión de la autoorganización. Recuerda que cuando hablé de autoorganización, hablé de tres dimensiones o tres aspectos: estructura, desarrollo y proceso. El proceso mental o la cognición, como proceso de autoorganización, es característico de todas las formas de vida pero no es característico de las formas no vivas.
D: ¿Entonces, cómo viene a existir este proceso de pronto?
F: No viene a existir de pronto. Las raíces de la mente vienen de lo profundo del mundo inanimado y hay aspectos que están presentes. Pero que se unen hasta que hay una célula. La célula es el organismo más simple que conocemos que tiene estas características mentales.
D: En el otro extremo de la escala ahora probablemente podríamos decir que las raíces de esta conciencia reflexiva pueden incluso estar en los animales que usan lenguaje, no sólo señales sino lenguaje, particularmente en los primates más desarrollados, pero esas son sólo las raíces. Se desarrolla plenamente en la comunidad humana. Esa es la cosa importante. La comunidad humana.
Pertenecer al Universo, Editorial Planeta, 1993, El cambio de la ciencia objetiva a la ciencia «epistémica»